Buenas
tardes, hoy ha sido un día muy especial para l@s pequeñ@s del Tipi Hibiscus y…
os esteréis preguntando ¿Por qué?
Las
primeras Navidades que pasé en esta casa compré un abeto y lo puse en una gran
maceta, tras pasar esas fechas tan señaladas, lo saqué al jardín hasta las
siguientes Navidades y cuál fue mi sorpresa que en primavera una pareja de
estorninos o mirlos (no tengo muy claro de que se trataba) comenzaron a
preparar un nido para incubar sus huevos y que sus polluelos estuvieran
resguardados de las inclemencias del tiempo y de posibles depredadores.
Pues
bien, tuve la suerte de seguir y fotografiar todo el proceso, el nacimiento de
los polluelos y las fases por las que van pasando, incluido el aprendizaje del
vuelo y en ocasiones se comían alguna miga de pan que les dejaba al lado del
nido y semillitas. Durante muchos meses seguí viendo a la familia alimentándose
de lombrices, brotes y semillas en el huerto.
Aquí
os dejo las imágenes de aquellos momentos.
Al
año siguiente llevamos el abeto al pueblo para plantarlo en el monte y el año
pasado cuando comencé con el proyecto del Tipi Hibiscus, cancelé el huerto para
poner el jardín de invierno y que l@s niñ@s pudieran jugar en él y no había
vuelto a saber de las aves hasta hace unos días, en los que a la hora de la
comida observábamos como un macho de estornino (o mirlo) se dedicaba a coger
lombrices en mi jardín, cada vez con más frecuencia y ayer mientras l@s
pequeñ@s dormían pude ver como el macho tras haber recogido en su pico unas
cinco lombrices se encaramaba en el falso jazmín y salía de él sin ninguna, me
aproxime y allí estaba la madre repartiendo las lombrices a sus polluelos.
Así
que hoy, hemos salido al jardín a ver
el nido y los polluelos, los pequeños han alucinado, les han encantado, era
como que no se creían lo que veían y pedían insistentemente que los volviera a
alzar en brazos como para confirmar la veracidad de lo que habían visto, para
volver a descubrir el milagro de la Naturaleza, no hemos querido interrumpir
más a los polluelos y a la madre y les he prometido que cada día les haríamos
una visita.
Tal
vez no se trate de las mismas aves que se criaron en mi abeto aquella
primavera, pero algo me hace creer que son ellas.
Disfrutad del día del trabajador. Nos vemos de nuevo el viernes.