Hola
a tod@s:
Feliz
lunes, que ha amanecido con un día estupendo continuación del de ayer, y al
parecer durará unos días más.
Hoy quiero tratar un tema que me
parece importante y se trata de las rutinas, muchas veces os he hablado de
ellas, de la importancia que tienen para l@s pequeñ@s, pero no sólo durante el
“curso escolar”, sino también durante las vacaciones de verano, navidad, semana
santa…
En
las vacaciones hacemos cambios en las rutinas de l@s niñ@s, vosotros modificais
cosas que hacéis con ellos durante el curso, como pueden ser los horarios (se
acuestan más tarde), el estar más tiempo en la calle, ir a la piscina, fines de
semana fuera de casa, el desplazamiento al lugar de veraneo y yo en el Tipi,
también cambio mis rutinas al estar más tiempo en la calle, hacer más
excursiones… estos cambios suelen afectar especialmente a la estabilidad mental
de l@s niñ@s. Sin embargo, existen una serie de pautas a seguir para garantizar
la estabilidad, “Es fundamental que l@s niñ@s no pierdan la organización de
horarios que tiene durante el año. El tiempo sin estructurar los cambios de
planes es realmente bueno y divertido para ellos, pero a la vez es un poco
perjudicial, si todo son cambios. No pasa nada porque un día cambie la hora de
la siesta, la de la comida… pero si esto se convierte en costumbre, puede
acabar por descentrarlos por completo. Digamos que es necesario flexibilizarlas sin
hacer en el desorden.
Las
rutinas diarias son esenciales, y aunque los padres también estén cansados y se
relajen en vacaciones, es importante que la familia organice a priori
actividades
Por
eso, es conveniente que los chicos descansen y dediquen su tiempo a hacer cosas
distintas de las que realizan habitualmente, sin descuidar el reloj biológico,
ya que su alteración puede tener consecuencias adversas sobre el normal
funcionamiento del organismo.
Algunos
de los problemas que pueden aparecer por el exceso de desorden son: fatiga
física y psíquica, alteración de la liberación de hormonas, problemas en la
desintoxicación del organismo, tendencia a la descompensación emocional y
alteración en la síntesis de inmunoglobulinas y de nutrientes cerebrales.
En
la práctica l@s niñ@s se vuelven irritables, demandantes, molestos por
cualquier cosa, peleadores, obstinados y ansiosos. Pueden lloriquear, patalear,
parece no escuchar, tienen bajas anímicas, bostezos, no logran concentrarse al
jugar y se quejan de estar aburridos. Puede disminuir el natural crecimiento,
aumentar mucho de peso, estar pálido, presentar mal aliento y aspecto de
enfermo.
Existe
un margen de flexibilidad en las rutinas que es sano y no afecta la salud. Por
ejemplo, a l@s niñ@s menores de 7 años se recomienda acostarlos, como máximo,
con una hora de retraso y procurar no modificar los horarios de almuerzo y
cena. En los mayores, es razonable un margen máximo de dos horas de retraso.
Los padres deben marcar pautas de comportamientos y programarles algunas
actividades.
Además,
es fundamental que l@s niñ@s participen en actividades de recreación durante el
verano. Es recomendable mandar a l@s niñ@s a un campamento de verano al menos
quince días desde los cinco o seis años, ya que es conveniente para su
socialización y su desarrollo integral como persona. También, es importante que
realicen ejercicio físico y que tengan contacto con la naturaleza y con otr@s
niñ@s.
Tal
vez esta entrada la hubiera tenido que hacer a principio del verano, pero el caso
es que el problema ha surgido ahora.
Buenas
tardes, hasta mañana!!!
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