Buenas
tardes a tod@s:
Ayer
me empecé a explayar y me quedaba mucho por contar así que como os anticipé hoy
continúo a partir de los 4 meses.
Entre
los 4 y los 6 meses, el proceso de desarrollo y la experiencia en la
interacción permiten al niñ@ iniciar una relación a distancia con el adulto. El
control motor logrado y la experiencia en el mundo de los objetos hacen posible
la diferenciación entre objetos y personas. El adulto busca nuevas formas de
relación con el niñ@ a través del juegos muy simples. Estas interacciones se
caracterizan por ser triangulares: intervienen el niñ@, el adulto, el objeto, y
dan lugar a la aparición de nuevas estrategias de comunicación más complejas
que aseguren el transcurso de la interacción. Según Bruner se organizan en tres
grupos de “formatos de juego”: de acción conjunta (de dar y tomar, poner y
sacar y construir y tirar), de atención conjunta (lectura de imágenes,
señalización de objetos) y de acción y atención conjunta (juego del cucú).
El
desarrollo de la comunicación preverbal se articula, también, la
experimentación por parte del bebé de sus capacidades fónicas. Las primeras
vocalizaciones se caracterizan por ser reflejas y universales. Entre el
nacimiento y los dos meses, todos los bebés de todas las culturas reproducen
los mismos sonidos rítmicos como respuesta a estímulos visuales, táctiles o
auditivos. Estas primeras fonaciones dan lugar, entre los dos y los cuatro
meses, a los “gorjeos” (o conductas del “ajo”), que posibilitan el
establecimiento de las protoconversaciones. También son universales, similares
en todos los contextos ligüísticos y producidos por los niñ@s sordos de
nacimiento. A los cinco meses, el pequeño produce sonidos consonánticos y
vocálicos aislados pero que siguen siendo universales.
A
los seis meses, en la fase del laleo, el niñ@ comienza a producir cadenas
silábicas, reiteradas y largas, en las que predominan los sonidos propios de su
lengua materna, como por ejemplo: papapapa… o tatatata… Estos sonidos
articulados implican el funcionamiento de los órganos de fonación. Los adultos
suelen interpretarlas como si fueran palabras.
A
los nueve meses en la fase de la ecolalia, es capaz de reproducir nuevas
estructuras silábicas que, encadenadas entre sí, son usadas en contextos
comunicativos. A partir de este momento, las producciones fónicas del niñ@ se
parecen cada vez más a las de los adultos, gracias a su creciente capacidad
para imitar los sonidos, la entonación y la curva melódica del habla adulta.
Los
enunciados verbales de los adultos están constituidos por una fuerza ilocutiva
(tono, entonación, gesto y todos aquellos elementos que acompañan la emisión
oral) que transmite parte de la intención comunicativa del hablante. El niñ@
emplea estrategias de este orden para comprender el lenguaje del adulto. El
contexto extralingüístico y los aspectos paralingüísticos del discurso adulto
se transforman en indicios indispensables para poder interpretar la intención
comunicativa. También, a través de esos patrones, el bebé expresa sus
intenciones. En esta jerga expresiva, el niñ@ utiliza expresiones formadas por
sonidos sin significado, pero que presentan las pausas, las inflexiones y los
ritmos de discurso del adulto.
Pasad un buen fin de
semana!!!