viernes, 8 de agosto de 2014

La leche materna

Buenas tardes a tod@s:

Para finalizar la semana y también la semana mundial de la lactancia materna, hoy voy a hablaros de la composición de la leche de la mujer.

La leche de la mujer, constituye una solución azucarada, salada y protéica que posee glóbulos de grasa en suspensión.

En resumen, puede decirse que la leche de la mujer está constituida por los siguientes elementos:
Hidratos de carbono: el representante fundamental y casi exclusivo es la lactosa. Este disacárido, integrado por una molécula de glucosa y otra de galactosa, es un azúcar que SOLO se encuentra en la secreción láctea de los mamíferos, y en la mujer es donde alcanza la concentración más alta.

Proteínas: son diversas, y mientras que unas proceden de las células glandulares (caseína, alfalactoalbúmina), otras son el resultado de la trasudación de las mismas desde la sangre (inmunoglobulinas). La concentración de proteínas en la leche de la mujer es ciertamente baja, pero su calidad y perfecta utilización compensa este hecho.

Grasas: existen en forma de una fina emulsión de partículas cuyo diámetro excepcionalmente excede las 10 micras. La mayor parte es grasa neutra, dependiendo el tipo de la misma de las grasas integrantes de la dieta, si bien, la calidad también puede verse modificada por un régimen rico en hidratos de carbono. La proporción en que se encuentran en la leche está en torno a los 3 gramos, pero esta concentración varía más que la de cualquier otro principio inmediato.

         En cuanto a las sales minerales y las vitaminas que se encuentran en la leche de la mujer, según la opinión de algunos autores, son las suficientes para cubrir las necesidades del lactante; otros, por el contrario, consideran que la leche de la mujer es deficitaria en hierro, flúor y vitamina D.

Este análisis que os acabo de describir es aproximado; en realidad, la composición muestra variaciones no sólo de una mujer a otra, sino considerando  aisladamente a una mujer. Estas variaciones afectan tanto al volumen, que es máximo a las 6 de la mañana y mínimo a las 10 de la noche, como a la calidad, de forma que la leche, no solo ve modificada su riqueza en grasas y proteínas a medida que la lactancia se prolonga en el tiempo, sino que incluso, dentro de la misma tetada, es ciertamente distinta la composición de la leche obtenida al principio y al final de la misma. Efectivamente, con las primeras succiones, el niñ@ obtiene una leche con elevado contenido en agua y un pobre valor calórico, pero conforme avanza la tetada éste aumenta debido a que la concentración de grasa va siendo progresivamente mayor. Al pasar al segundo pecho, la secuencia se repite y el lactante empieza a mamar de nuevo una leche diluida que, por irse enriqueciendo progresivamente de grasa, llega a saciarlo. Estos hechos tienen importancia, dado que probablemente sean la base para el establecimiento de un adecuado control del apetito.

Y para finalizar, una reflexión sobre lo expuesto, hay que considerar que la composición de la leche varía de una mujer a otra, podría pensarse que existen madres con leche de buena calidad, pero esto no es así; una madre saludable con un régimen de vida y alimentación normales segrega una leche que es la que en realidad precisa su hijo y, de hecho aún en situaciones de malnutrición materna, aunque puede reducirse el volumen, apenas se modifica la calidad.


Pasad un buen fin de semana!!! Os espero a tod@s el lunes.

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