Buenas tardes, hace unos meses encontré un artículo
en la web en el que hablaba del sentido del olfato en los bebés, me pareció muy
bonito y acertado y hoy quiero compartirlo con vosotr@s, iba enumerando las
características de dicho sentido.
Es
químico, es primitivo.
El
sentido del olfato, como el del gusto, es un sentido “químico”, porque empieza con una respuesta nerviosa ante
determinadas moléculas presentes en el ambiente. El olfato y el gusto son lo
que los científicos llaman “sentidos
primitivos”, porque incluso los organismos unicelulares pueden hallar
las sustancias químicas que necesitan para sobrevivir a través del olor. Míralo
de este modo: tu bebé tiene olfato para el alimento y el confort. ¡No está mal
para un crío que sólo tiene un día de vida!
Su
agudo sentido del olfato también
ayuda al nuevo miembro de la familia a reconocer a los demás. Después del
pecho, el cuello de la madre ocupa el segundo lugar entre los olores más
apreciados, ya que sobre él descansa suavemente su pequeña carita cuando le
sostienes entre tus brazos y en vertical, con sus fosas nasales pegadas, muy
pegadas a tu piel.
El recién nacido llegará a
reconocer el olor de su padre de este modo y, si les dejas que lo cojan,
también de sus hermanos. Cuanta más práctica adquieran sujetando al bebé, más
fácil le resultará a éste reconocer sus olores y más satisfactorio será para
ellos (y para el pequeño) acogerle entre sus brazos.
Es
dulce, no lo es.
El
recién nacido respira profundamente para inhalar mejor los aromas del plátano,
la vainilla, el azúcar y, por supuesto, la leche. Los olores dulces (de otras
sustancias y de los propios bebés) permiten a niñ@s y padres disfrutar de los
placeres de la intimidad. Ello se debe a que a todos nos gusta estar cerca de
las cosas que tienen olores dulces.
Quizá
observes que tu bebé se aparta de algunos olores, como la carne podrida o las
sustancias químicas tóxicas. Algunos científicos especulan con la posibilidad
de que este reflejo tenga la misma función que las náuseas matutinas durante la
primera fase del embarazo: evitar alimentos y sustancias que puedan resultar
peligrosos.
Quizá
sea un sentido primitivo, pero los bebés utilizan el olfato de una forma
sorprendentemente sofisticada. Ya en el segundo mes de vida, pueden distinguir
diferentes tipos e intensidades de olores. Los bebés reaccionan a los olores
pataleando, chupando, llorando o alterando el ritmo de su respiración. Aunque
no todo el mundo está de acuerdo, algunos investigadores creen que los recién
nacidos muestran su aprobación de ciertos olores relajando su cara y su
desaprobación, arrugándola.
Es
reflejo, es independencia
Aunque
el bebé puede distinguir entre diferentes olores, sus respuestas parecen
ser más reflejas que deliberadas o conscientes. Se llega a esta conclusión
porque los olores también le hacen moverse y cambiar su respiración cuando está
dormido. Pero los bebés parecen ser capaces de soportar los olores: si un olor
desagradable permanece en el ambiente durante tiempo suficiente, dejan de
reaccionar a él. Esto es lo que se llama habituación.
Pero
a medida que va creciendo, la reacción del bebé a los olores se va haciendo más
calculada, consciente y dependiente de su voluntad. El niño aprende por
experiencia a juzgar si las cosas huelen bien o mal. A los tres años de edad,
será capaz de expresar algunas de sus opiniones. Y a los seis o siete años, te
lo dirá mucho más claramente.
En
última instancia, el olfato ayuda al bebé a adquirir independencia. ¿Cómo?
- A las 24 semanas, el feto puede
absorber los olores presentes en el líquido amniótico; este es el
principio de su sentido del olfato.
- Tras el parto, el bebé utiliza esta
habilidad para identificar el olor de su madre, que reconoce de cuando
todavía estaba en su vientre.
- Aunque el recién nacido prefiere y
necesita estar contigo, el olor le ayuda a iniciar una cierta
emancipación.
- Parte del confort que solía
encontrar solamente en tu aroma, comenzará a encontrarlo en el suyo propio
y después en las cosas que ha impregnado con él.
- Su manta más suave, que lleva su
saliva y su olor, le resulta familiar y le tranquiliza, aunque no seas tú.
Esta es la razón por la cual, cuando sea un poco mayor, comenzará a
arrastrar su manta por ahí en lugar de agarrarse a tu pierna.
- Ahora intenta probar cosas por su
cuenta, con algo de ayuda de una mano amiga. No tengas demasiada prisa en
lavar su adorada manta; cuanto más huela, mejor.
Es
memoria, es conexión.
El poder del olor afecta a la memoria, también en los adultos.
Párate por un momento y recuerda qué ocurre cuando hueles a lilas en invierno.
De repente es primavera, tienes ocho años y vas a toda velocidad en tu nueva
bici. O cuando hueles pan recién salido del horno, la imagen de la cara de tu
abuela aparece perfectamente dibujada en tu mente, incluso después de muchos
años. El olor es así: dispara o es capaz de desencadenar el recuerdo.
Ya
desde su nacimiento (quizá incluso antes), el bebé establece conexiones y
comienza a formarse opiniones a través de su sentido del olfato. Le ayuda a
saber quién es él mismo y qué es importante y dónde están esas cosas tan
importantes para proporcionarle seguridad. En última instancia, le ayuda a
recordar momentos intensos. ¿Y tú? Tú siempre recordarás su dulce olor de
recién nacido.
Hoy
en el Tipi Hibiscus hemos hecho una actividad de olfativo-gustativa entre
sabores y olores parecidos, de frutas con hueso de la misma familia, como son
el de la pavía o nectarina, el melocotón, el albaricoque y el paraguayo.
En
primer lugar se las he mostrado todas juntas y con piel, luego hemos procedido
a olerlas con los ojos abiertos y luego con los ojos cerrados. Luego las he
troceado y finalmente las hemos probado (a la vez que lo hacíamos, yo les
decía, esta está muy dulce y blandita, esta más dura y ácida, esta tiene pelo,
esta es suave… las han probado todas y la verdad es que les han gustado.
Hasta
mañana!!!