lunes, 1 de septiembre de 2014

Las rutinas en verano



Hola a tod@s:

            Feliz lunes, que ha amanecido con un día estupendo continuación del de ayer, y al parecer durará unos días más.

            Hoy quiero tratar un tema que me parece importante y se trata de las rutinas, muchas veces os he hablado de ellas, de la importancia que tienen para l@s pequeñ@s, pero no sólo durante el “curso escolar”, sino también durante las vacaciones de verano, navidad, semana santa…

En las vacaciones hacemos cambios en las rutinas de l@s niñ@s, vosotros modificais cosas que hacéis con ellos durante el curso, como pueden ser los horarios (se acuestan más tarde), el estar más tiempo en la calle, ir a la piscina, fines de semana fuera de casa, el desplazamiento al lugar de veraneo y yo en el Tipi, también cambio mis rutinas al estar más tiempo en la calle, hacer más excursiones… estos cambios suelen afectar especialmente a la estabilidad mental de l@s niñ@s. Sin embargo, existen una serie de pautas a seguir para garantizar la estabilidad, “Es fundamental que l@s niñ@s no pierdan la organización de horarios que tiene durante el año. El tiempo sin estructurar los cambios de planes es realmente bueno y divertido para ellos, pero a la vez es un poco perjudicial, si todo son cambios. No pasa nada porque un día cambie la hora de la siesta, la de la comida… pero si esto se convierte en costumbre, puede acabar por descentrarlos por completo.  Digamos que es necesario flexibilizarlas sin hacer en el desorden.

Las rutinas diarias son esenciales, y aunque los padres también estén cansados y se relajen en vacaciones, es importante que la familia organice a priori actividades

Por eso, es conveniente que los chicos descansen y dediquen su tiempo a hacer cosas distintas de las que realizan habitualmente, sin descuidar el reloj biológico, ya que su alteración puede tener consecuencias adversas sobre el normal funcionamiento del organismo.

Algunos de los problemas que pueden aparecer por el exceso de desorden son: fatiga física y psíquica, alteración de la liberación de hormonas, problemas en la desintoxicación del organismo, tendencia a la descompensación emocional y alteración en la síntesis de inmunoglobulinas y de nutrientes cerebrales.

En la práctica l@s niñ@s se vuelven irritables, demandantes, molestos por cualquier cosa, peleadores, obstinados y ansiosos. Pueden lloriquear, patalear, parece no escuchar, tienen bajas anímicas, bostezos, no logran concentrarse al jugar y se quejan de estar aburridos. Puede disminuir el natural crecimiento, aumentar mucho de peso, estar pálido, presentar mal aliento y aspecto de enfermo.

Existe un margen de flexibilidad en las rutinas que es sano y no afecta la salud. Por ejemplo, a l@s niñ@s menores de 7 años se recomienda acostarlos, como máximo, con una hora de retraso y procurar no modificar los horarios de almuerzo y cena. En los mayores, es razonable un margen máximo de dos horas de retraso. Los padres deben marcar pautas de comportamientos y programarles algunas actividades. 

Además, es fundamental que l@s niñ@s participen en actividades de recreación durante el verano. Es recomendable mandar a l@s niñ@s a un campamento de verano al menos quince días desde los cinco o seis años, ya que es conveniente para su socialización y su desarrollo integral como persona. También, es importante que realicen ejercicio físico y que tengan contacto con la naturaleza y con otr@s niñ@s.

Tal vez esta entrada la hubiera tenido que hacer a principio del verano, pero el caso es que el problema ha surgido ahora.


Buenas tardes, hasta mañana!!!

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